domingo, 10 de agosto de 2008

Muralismo mexicano, una voz de libertad de América Latina




Detalle del mural Sueño de un tarde dominical por la alameda central, pintado por Diego Rivera en 1946
Imagen extraida de wikipedia
Por Eréndira Estrada
Una cultura se distingue de otra por sus diversas manifestaciones, ya sea en la danza, el teatro, la literatura, la pintura y la arquitectura entre otroas cosas, con ello se unifica el sentir de todo un pueblo de acuerdo a su contexto histórico, cultural, político y social, famoso es, por ejemplo, el expresionismo nacido en Alemania a principios del siglo XX, o la Opera China que se practica desde la dinastía Tang en el ano 712 y el Arte Pop surgido a finales de la década de los 50 en Estados Unidos e Inglaterra.
Una de las más grandes expresiones pictóricas de principios del siglo XX en América Latina fue el movimiento artístico conocido como Muralismo, o si queremos ser más específicos, el Renacimiento Muralista mexicano, que nace en México después de la revolución mexicana como una necesidad de expresar un sentimiento social y democrático, y sobre todo contestatario a una política dictatorial vivida durante el régimen del Porfiriato. Así como enaltecer los valores democráticos y sociales que trajo consigo el movimiento de la revolución.
Remontémonos un poco a la historia y analicemos los hechos ocurridos en el mundo antes de dar inicio a nuestro tema para tener un contexto mucho más amplio y entender esta corriente artística conocida como Muralismo que tiene su trascendencia básicamente de este acontecer global.
A principios del siglo XIX Europa había pasado ya por una revolución, La revolución Francesa, que trajo cambios trascendentales para la vida política, social y sobre todo filosófica en cuanto a la concepción del mundo de una Europa mucho más libre sin la vieja escuela del feudalismo y aristocracia, cambios que trascenderían hasta América Latina.
El derrocamiento de las colonias espanolas en el nuevo continente, el descubrimiento del ferrocarril y avances notables en las ciencias que permitirán un progreso científico, son sólo algunos de los elementos que repercutirán en las artes, la inclinación hacia antigüas civilizaciones, hacia lo exótico y el folcklor son temas que grandes artistas comenzarán a desarrollar.
En la primera mitad del siglo XIX, la pintura romántica se sobre pone al Neoclásico, cuya tendencia era épica, recordar que surgió después de la revolución francesa, mientras que el romanticismo enfatiza los sentimientos contraponiéndose a las reglas preestablecidas y estereotipadas del neoclásico, la libertad de expresión se observa en bóvedas y muros interiores de iglesias y algunos palacios.
América Latina mientras tanto renace de un yugo espanol impuesto durante casi 400 anos, la búsqueda interminable de un estilo propio se deja influir por el romanticismo, surgen las primeras escuelas de arte en Brasil, México, Argentina y Chile.
En México se vive una época de cambios, primero con las Leyes de Reforma impulsadas por Benito Juárez, la expulsión del ejército francés, el derrocamiento del Maximiliano de Austria y la dictadura de Porfirio Díaz. Colombia mientras tanto se debate en una guerra entre católicos y liberales, Ecuador se ve abatido por una dictadura católica impuesta por Gabriel García Moreno, Venezuela está a punto de abolir la esclavitud , Perú y Brasil viven momentos de cambios y progresos, Chile consolida su democracia y en Argentina se inicia una época de prosperidad que durará más de un siglo gracias a la inversión en educación y la producción de ganado y granos.
Entrados ya en el siglo XX, México sufre una revolución que traerá cambios importantes en el arte, se rompe el viejo esquema de concebir el arte y se dejan atrás los caballetes que son reemplazados por murosy paredes de edificios públicos, los bodegones, paisajes y retratos empiezan a formar parte del pasado, la propuesta es un arte más público, social, donde todos los individuos, independientemente de la clase social a la que pertenezcan, formen parte también de esta nueva concepción del mundo.
El Muralismo quiere exaltar la cultura prehispánica y colonial vividas siglos atrás, encontrar un punto de partida de este mestizaje y escribir la historia y proyectar un futuro democrático que se empieza a sentir.
El primer impulsor de esta nueva corriente fue José Vasconcelos, en ese entonces secretario de Educación Pública, quien convencido de que el Muralismo era parte de las pinturas prehispánicas, convoca a artistas revolucionarios como Diego Rivera; José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros para comenzar a pintar en los muros de edificios y construcciones públicas.
Estos tres maestros, organizados políticamente en la Unión de Trabajadores Técnicos, Pintores y Escultores, divulgan a través del periódico El Machete un manifiesto que dice: "Repudiamos la llamada pintura de caballete y todo el arte de los círculos ultraintelectuales porque es aristocrático, y glorificamos la expresión de arte monumental porque es de dominio público". (Rivera Marín, 1997)
Las tendencias políticas e ideológicas contenían, prácticamente, tintes comunistas, a pesar de que el gobierno en aquel entonces no lidiara con esa corriente, El Muralismo generaba así una conciencia política y cultural y no se limitaba simplemente a una función decorativa sino comunicacional con el fin de promover un cambio en cuanto a la nueva concepción de un México nuevo en vías del progreso.
La técnica de esta corriente pictórica se basa esencialemnte en los murales precolombinos situados en zonas arqueológicas como Chichen Itza, Palenque o Bonampak, en donde se da un primer acercamiento a los que sería después una técnica mucho más depurada que terminaría en grandes obras como el Poliforum Cultural Siqueiros, los murales de Ciudad Universitaria y muchos más.
Cabe recordar que en la América precolombina, basicamente dentro de los pueblos mayas, incas, aztecas y moches ya existían un muralismo que evolucionó al punto técnico del fresco y de otras técnicas cuyos métodos eran desconocidos en Europa. (Minotauro Digital)
Esta primera etapa del muralismo tuvo un enorme auge, sin embargo con la salida de Vasconcelos el financiamiento para continuar el desarrollo de más obras se vió afectada debido a que el gobierno no tenía los mismos intereses ideológicos a los de los muralistas, quienes tuvieron que desplazarse a otros países para continuar con su legado pictórico.
El éxito de la pintura mural en México influyó en otros países de América Latina, surgieron exponentes en cada país de América como en Nicaragua con Federico Matus Vega, o en Argentina, donde artistas dejados llevar por la fascinación causada por Alfaro Siqueiros crearon obras exepcionales y con un toque muy argentino. Ejemplo de ello son “Los grandes panos de mayólica”, ubicados en las estaciones del tren subterraneo Florida-Palermo, en Buenos Aires.
Pero hablar del Muralismo sin mencionar al maestro Diego Rivera es prácticamente impensable. Rivera, casado con la pintora Frida Kahlo, fue el máximo representante del Muralismo mexicano, plasmó con maestría la historia de México en los muros del Palacio Nacional de la Ciudad de México o en el palacio de Cortés en Cuernavaca, Morelos, entre muchos más.
Fue un artista controversial debido a sus fuertes tendencias comunistas que le trajeron varias dificultades políticas, como aquella cuando el industrial John D. Rockefeller Jr, le encargara un mural en el vestíbulo de la entrada del Rockefeller Center, edificio emblemático del capitalismo. Rivera decide pintar su mural titulado “El hombre en una encrucijada”, sin embargo a punto de acabar su trabajo anexó la imagen de Lenin, antes de concluir su obra, por obvias razones, sería demolida y pintada más adelante en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México. Uno de sus murales más importantes es “Sueno de una tarde dominical en la Alameda Central”, expuesto en el Museo Mural Diego Rivera en la ciudad de México, en el que plasma varios recuerdos de su ninez y adolecencia, y nos da un recorrido histórico desde la Santa Inquisición y la época colonial hasta los acontecimientos más destacados de la primera mitad del siglo XIX. Muere en la ciudad de México en en 1954 a los 71 anos.
El Muralismo en sí expresa un orgullo nacional y una voz que no sólo se queda en México sino hace partícipes a todos los países de América Latina, es el reflejo de una sociedad golpeada que busca por todos los medios encotrar una identidad que lo acerque a una verdadera libertad como latinoamericanos y que florezca en el progreso de un nuevo mundo.

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