Imagen tomada del sitio www.webzoom.freewebs.com
Por Eréndira Estrada
Desde hace más de 70 años de que se constituyera la Empresa Mexicana de Lucha Libre, este deporte-entretenimiento ha cautivado a niños, jóvenes y adultos por ser una disciplina que, además de incluir fuerza física y actos cirsences, representa también al colectivo imaginario y “converge, a nivel simbólico, fenómenos culturales que se corresponden con sucesos políticos, culturales y sociales de una realidad nacional” . Así lo cita Juan Soto Ramírez en su tesis Antropología Social de La lucha Libre en México.
En nuestros días se puede decir que la lucha libre ya es un fenómeno social por ser un referente a la cultura de nuestro país y de latinoamericana, en donde el bien y el mal hacen énfasis a la realidad y a la ficción de nuestro acontecer actual.
Pero antes de continuar, me gustaría explicar qué es la lucha libre y cuál es su origen: en realidad ésta tiene su punto de partida siglos antes de nuestra era, donde gladiadores griegos y romanos se debatían a muerte. Claro que las diferencias en nuestros días son enormes pues, aunque en la antigüedad las llaves, los picotazos de ojos, las mordidas, las capas, las mallas y las máscaras simplemente no existían, sí se abatía al oponente al tirarlo dos veces al suelo y revolcarlo hasta conseguir su rendición. De ahí surge la llamada lucha grecorromana y olímpica. Pero como todo en esta vida evoluciona, en la lucha libre de nuestra era se incluyen elementos como la patada, la plancha y hasta el knock out (KO) del árbitro por parte de los combatientes, para así aprovechar el momento y romper todas las reglas establecidas.
Se dice que la lucha libre llega a territorio americano a fines del siglo XIX con la intervención francesa. No hay que olvidar que en este siglo, la lucha libre era muy popular en Europa. Los luchadores se presentaban en carnavales y ferias, se ofrecían premios a cualquiera que pudiera derrocar a estos colosos y ganaba quien tirara dos veces a su contrincante. El término dos de tres caidas es algo muy reciente.
Como cita cultural, en la lucha libre México ocupa el primer lugar seguido de Japón y Estados Unidos, sin embargo este deporte-entretenimiento tiene una fuerte repercusión en paises como Argentina, Chile o Bolivia. En este último país pelean incluso las cholitas, las cuales tienen un público ansioso de ver cómo Clotilde la dragona le aplica la wilson a Amalia la bella, o cómo Juana la Momia le jala las trenzas a Sexy Pamela.
La lucha libre es un deporte de contacto que se lleva a cabo en un ring de pelea como el del box. Su característica principal, más que las patadas y golpes, son las llaves y las contrallaves que tienen su origen en el judo y la lucha grecorromana, como ya lo habíamos citado. Las cuerdas del cuadrilátero, así como los postes, son aprovecahdos para impulsarse y atacar a su oponente. Se pueden confrontar dos rivales, tercias o cuartetos de distintos pesos. Las categorías son hombres y muejeres, pero en México existe la categoría de enanos o gente de baja estatura.
Las máscaras utilizadas son el elemento mágico; son el objeto más valioso del luchador y representan la admiración del público ya que forman parte del universo simbólico del imaginario colectivo. Por esta razón, entre los rivales más acérrimos, se disputan máscara contra máscara, y en caso de falta de una de ellas, será máscara contra cabellera.
Si bien es cierto que la lucha libre alcanzó su máximo apogeo gracias a las primeras transimisiones televisivas, también el cine fue un medio indisctutible para alcanzar una mayor penetración en el público. Cómo olvidar aquellas películas legendarias del Enmascarado de Plata luchando contra las momias de Guanajuato, o Santo y Blue Demon contra Drácula y el Hombre lobo2 y por supuesto la más famosa de todas y que se ha convertido en una joya de culto “Santo contra las mujeres vampiro” .
El éxito de estas filmografías se debió en primer lugar a que no aspiraban a ser superproducciones tipo Hollywood, sino que al contrario mostraban con un presupuesto bastante raquítico un set hecho a base de cartón con efectos especiales de hielo seco y latex, pero el público se arremolinaba para poder conseguir un lugar en las salas cinematográficas y así ver de cerca, aunque fuera en celuloide, a sus héroes de verdad, la magia de este tipo de cine fue que la realidad saltaba a la ficción y no al contrario.
En la lucha libre parte del espectáculo es la afición, la cual “contribuye desde su asiento a exterminarlos, a patearlos, a echarlos fuera de las cuerdas”, cita de Salvador Novo.
Carlos Monsivais dice a propósito de la lucha libre que “ésta es popular porque la forma no pretende engañar a la función (el estilo es el mensaje), pues la fanaticada, en su metamorfosis, se vuelve un tribunal romano del circo, porque las pretenciones en la aglomeración resultan de todos y de nadie, porque la ropa no engaña, porque los acontecimientos inesperados provocan un júbilo de sobremesa, porque se puede ser un ídolo sin estilo pero no sin estilacho”.
Sin lugar a dudas, pese a ser criticada de ser un espectáculo meramente armado con falta de espontaneidad y ciento por ciento mercadotécnico, la lucha libre se consolidó ya como una cultura de masas, siendo uno de los entretenimientos por excelencia de grandes y pequeños. En la actualidad se puede ver en juegos de fútbol, conciertos, o simplemete donde se arremolinen la gente, máscaras con cuerpos que hacen honor a los representantes más admirados del cuadrilátero.
Para todas aquellas personas que aún no conozcan latinoamérica, no se sorprendan y mucho menos se asusten si algún día ven enmascarados deambulando por la calle; ahora ya saben que esto hace parte de una cultura popular muy arraigada.
En nuestros días se puede decir que la lucha libre ya es un fenómeno social por ser un referente a la cultura de nuestro país y de latinoamericana, en donde el bien y el mal hacen énfasis a la realidad y a la ficción de nuestro acontecer actual.
Pero antes de continuar, me gustaría explicar qué es la lucha libre y cuál es su origen: en realidad ésta tiene su punto de partida siglos antes de nuestra era, donde gladiadores griegos y romanos se debatían a muerte. Claro que las diferencias en nuestros días son enormes pues, aunque en la antigüedad las llaves, los picotazos de ojos, las mordidas, las capas, las mallas y las máscaras simplemente no existían, sí se abatía al oponente al tirarlo dos veces al suelo y revolcarlo hasta conseguir su rendición. De ahí surge la llamada lucha grecorromana y olímpica. Pero como todo en esta vida evoluciona, en la lucha libre de nuestra era se incluyen elementos como la patada, la plancha y hasta el knock out (KO) del árbitro por parte de los combatientes, para así aprovechar el momento y romper todas las reglas establecidas.
Se dice que la lucha libre llega a territorio americano a fines del siglo XIX con la intervención francesa. No hay que olvidar que en este siglo, la lucha libre era muy popular en Europa. Los luchadores se presentaban en carnavales y ferias, se ofrecían premios a cualquiera que pudiera derrocar a estos colosos y ganaba quien tirara dos veces a su contrincante. El término dos de tres caidas es algo muy reciente.
Como cita cultural, en la lucha libre México ocupa el primer lugar seguido de Japón y Estados Unidos, sin embargo este deporte-entretenimiento tiene una fuerte repercusión en paises como Argentina, Chile o Bolivia. En este último país pelean incluso las cholitas, las cuales tienen un público ansioso de ver cómo Clotilde la dragona le aplica la wilson a Amalia la bella, o cómo Juana la Momia le jala las trenzas a Sexy Pamela.
La lucha libre es un deporte de contacto que se lleva a cabo en un ring de pelea como el del box. Su característica principal, más que las patadas y golpes, son las llaves y las contrallaves que tienen su origen en el judo y la lucha grecorromana, como ya lo habíamos citado. Las cuerdas del cuadrilátero, así como los postes, son aprovecahdos para impulsarse y atacar a su oponente. Se pueden confrontar dos rivales, tercias o cuartetos de distintos pesos. Las categorías son hombres y muejeres, pero en México existe la categoría de enanos o gente de baja estatura.
Las máscaras utilizadas son el elemento mágico; son el objeto más valioso del luchador y representan la admiración del público ya que forman parte del universo simbólico del imaginario colectivo. Por esta razón, entre los rivales más acérrimos, se disputan máscara contra máscara, y en caso de falta de una de ellas, será máscara contra cabellera.
Si bien es cierto que la lucha libre alcanzó su máximo apogeo gracias a las primeras transimisiones televisivas, también el cine fue un medio indisctutible para alcanzar una mayor penetración en el público. Cómo olvidar aquellas películas legendarias del Enmascarado de Plata luchando contra las momias de Guanajuato, o Santo y Blue Demon contra Drácula y el Hombre lobo2 y por supuesto la más famosa de todas y que se ha convertido en una joya de culto “Santo contra las mujeres vampiro” .
El éxito de estas filmografías se debió en primer lugar a que no aspiraban a ser superproducciones tipo Hollywood, sino que al contrario mostraban con un presupuesto bastante raquítico un set hecho a base de cartón con efectos especiales de hielo seco y latex, pero el público se arremolinaba para poder conseguir un lugar en las salas cinematográficas y así ver de cerca, aunque fuera en celuloide, a sus héroes de verdad, la magia de este tipo de cine fue que la realidad saltaba a la ficción y no al contrario.
En la lucha libre parte del espectáculo es la afición, la cual “contribuye desde su asiento a exterminarlos, a patearlos, a echarlos fuera de las cuerdas”, cita de Salvador Novo.
Carlos Monsivais dice a propósito de la lucha libre que “ésta es popular porque la forma no pretende engañar a la función (el estilo es el mensaje), pues la fanaticada, en su metamorfosis, se vuelve un tribunal romano del circo, porque las pretenciones en la aglomeración resultan de todos y de nadie, porque la ropa no engaña, porque los acontecimientos inesperados provocan un júbilo de sobremesa, porque se puede ser un ídolo sin estilo pero no sin estilacho”.
Sin lugar a dudas, pese a ser criticada de ser un espectáculo meramente armado con falta de espontaneidad y ciento por ciento mercadotécnico, la lucha libre se consolidó ya como una cultura de masas, siendo uno de los entretenimientos por excelencia de grandes y pequeños. En la actualidad se puede ver en juegos de fútbol, conciertos, o simplemete donde se arremolinen la gente, máscaras con cuerpos que hacen honor a los representantes más admirados del cuadrilátero.
Para todas aquellas personas que aún no conozcan latinoamérica, no se sorprendan y mucho menos se asusten si algún día ven enmascarados deambulando por la calle; ahora ya saben que esto hace parte de una cultura popular muy arraigada.
2 comentarios:
yeah! its much better,
Gracias por la cita
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