sábado, 20 de septiembre de 2008

GARCÍA LORCA Y LA AMNESIA ESPAÑOLA

Abajo, el libro "García Lorca. Biografía esencial" de Ian Gibson. ( Editorial Norma ) Y el retrato del poeta español más universal de todos los tiempos. Arriba el gráfico titulado: "Sangre".

por José Carlos Contreras Azaña

¡Rojo maricón! le gritaron y le hicieron caer de un culatazo de fusil a la fosa común, luego lo escupieron y lo acribillaron. Así de esa manera fue asesinado el más famoso poeta español del siglo XX: Federico García Lorca, cuyos restos podrían ser desenterrados del lugar donde también yacen, sin nombre ni cruz, los cuerpos de mil o tres mil personas asesinadas en Granada en agosto de 1936 durante la Guerra Civil.

La noticia cubre de un manto que da escalofrío por toda España, y es un paso importante para que se sepa qué tanto odio existió en aquel entonces. Un país podrá seguir viviendo tranquilo cuando se desentierren todos sus muertos (los unos y los otros) y se les velen y se les lloren y dignamente se les de sepultura. No se puede dormir tranquilo sin haber apagado la luz. España necesita esa luz para que las futuras generaciones duerman en paz, y se cubra a cal y canto el odio y la amnesia, y brote la transparencia y el amor. No hay otra vía.

La imagen y la poesía de García Lorca me han perseguido desde niño,
desde ese memorable „Llanto por Ignacio Sánchez Mejía“ -que podría ser
la visión agorera de su propia muerte- y que leía en mi antigua casa
ubicada cerca de la plaza de toros de Acho, en Lima. Luego, ya en
Alemania, me llovieron sus poemas traducidos al idioma de Goethe, con
los que traté vanamente de buscarles el gusto andaluz, hasta que lo
conseguí atrapando su sonoridad leyendo al poeta nacido en Fuente
Vaqueros en tierras andaluzas. Lorca es universal. Federico García Lorca pertenece a todos, y como dice Gibson: „pertenece a la humanidad“.

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